Nos están matando
cuando más amamos la vida,
cuando hemos traspasado
con piel, tela y mirada
las palabras del pasado.
¿Por qué descuartizan
todos los colores
que nuestro latir recorren?
¿Por qué destrozan
nuestros cuerpos con rencores?
Nos están cazando
como a una plaga enfermiza
que invadió su mundo tergiversado.
Lugar regado con conducta quebradiza,
de cosecha imprecisa.
¿Por qué nos lapidan las sonrisas
donde guardamos nuestras heridas?
¿Por qué desfiguran nuestros rostros con piedras,
si para aceptarlos vivimos tantas crudezas?
Nuestros trozos aparecerán
en lo más fragoso del planeta,
pero la tierra reconocerá
la cara de un hijo ya muerta.
Henos aquí, a la sombra
de la humanidad y sus normas.
Dictadas con odio por el otro,
ese que siente lo monstruoso.
Golpeados, violados, apedreados,
acuchillados, torturados, vomitados.
Dinos tú, desconocido:
¿ya a todos nos has extinguido?