lunes, 17 de marzo de 2014

Belleza celeste


Bajo sus líquidos cristales
soy una estrella brillante;
por su amor aún inerte,
pero por su luz refulgente.



Ante su sonrisa de plata
seré una luna oleada
que suspire maravillada

por sus rojos labios granada.



Escucho su voz de frágiles
canciones de rima celeste;
me vuelvo sol incandescente.



Su sublime cuerpo me ata,
toda su alma es alada;
¡hoy existo por su mirada!

viernes, 7 de marzo de 2014

Tarántula

Terrible rostro horrendo,
pequeño punto de miedo,
espantosa sonrisa de veneno,
siniestro movimiento eterno.

Bajas de tu cálido nido,
clavas tus esferas de sangre
sobre mi cuerpo rendido,
que no se mueve por sorprendido.

¿Como alejarme si estás enfrente?;
soberbio andar tan lento como seguro,
frágiles pisadas que en el muro
causan temblor por tenerte.

¿Correr, gritar, desesperar?,
cualquier cosa es un suicidio
si se piensa en el repudio
que dan tus colmillos y su castigar.

Música de la muerte 
provocan tus patas sin detenerse;
baba que seguramente ha de escurrirse
entre esa boca que desea alimentarse.

¡Vienes a mí, vienes sin piedad!
¡Oh, Aracné!, presa seré de tu venganza;
entre tus patas sentiré la crueldad
de tu furia, de tu seda... De tu maldad.

Ya siento tus pegajosos hilos
que me quieren asfixiar.
Tendrás mi carne entre tus ocho filos
que para saborearme, te han de auxiliar.

Débil soy ante tu majestuosidad,
diminuta figura frente a tu potestad;
inferior con respecto a tu destreza.
De los dos, tú tienes más viveza.

Tan cerca que estás ahora,
¡ya alzas tus dos patas delanteras!;
el miedo de sentirte tan cerca,
la verguenza de que inseguro me veas.

¿Qué hacer?, ¡sólo cerrar los ojos!,
esperar tu ataque, mi muerte;
mas, ¿qué veo?, pasas sin detenerte:
es que detrás hay un pobre grillo sin suerte.





sábado, 1 de marzo de 2014

Divino cuerpo

Divino cuerpo

Aire encarnado en carne,
agua puesta en pupilas,
tierra que corre por tu sangre;
fuego que se eleva cuando suspiras.

Divino cuerpo, perfume del viento,
por ti me enveneno, quedo sin aliento;
del leño nací, estoy perdido en el tiempo,
¿cómo subir?, ¿cómo saber que te siento?

Minúscula chispa que débil sale
de una fogata que tú anhelas
ver en su esplendor palpitante;
siendo que apenas soy llama de vela.

Pero te veo desde abajo, te observo.
Frágiles pilares, si no de mármol,
sí de rubíes que yo conservo,
y que te sostienen, como tronco a árbol.

De pronto hablas, tu voz se desprende,
como bello pétalo que por el céfiro
vuela frágil y sin destino,
y así se une al espacio divino.

Entonces me elevo con potencia
para así escuchar tus palabras
que aumentarán mi vehemencia,
y lograrán que tu corazón abras.

Yo te miro, bien te contemplo,
¡oh, mar mío!, inmensidad del cielo,
infinitud, pacífico movimiento
de tus olas; en fin, de tu cuerpo.

No puedo más, ¿cómo no luchar
para de tus ojos ser una víctima?;
yo me elevo, yo subo, quiero tu cima.
Me convierto en fuego de llama fina.

Hacia el paraíso voy, no me detengo;
de pronto, de tus ojos la atención tengo.
Tus pupilas no resisto;
entonces tú sonríes, y así hoy yo existo.