martes, 2 de octubre de 2018

Después de todo no estoy solo en este mundo,
el lobo me entiende con su llanto nocturno.
Él se entrega a la luna con su áureo aullido,
luego vuelve a ser el más astuto y temido.

Después de todo no estoy solo en este mundo,
me entienden la lluvia y su eterno sonido;
convierten al tiempo en canto melancólico,
luego del suelo se elevan sin ningún miedo.

Después de todo no estoy solo en este universo
me tengo a mí para escribirme los más extraños versos.
Un felino que pierde vidas, mas no la visión.

Alzar los brazos, descubrir que también puedo.
Ésa es la misión.
Escribir lo que siento y ser eterno.
Ésa es la ambición.
Que se note mi rugido que quiebra mis reglas.
Aquí mi decisión.

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