viernes, 22 de febrero de 2013

Especial Lobo Cuentista del D,F y de su encuentro con el Apócrifo



Tragicomedia amorosa

Personas que hablan:

Lobo cuentista del D,F
Lobo cuentista del D,F Apócrifo
Arlequín
Venus
A

JORNADA PRIMERA

Esto que he de contar aconteció en un día en el que la luz de la Luna pintó, con su misteriosa luz, al Palacio de Bellas Artes. Desde hace ya días la ciudad se había vista envuelta de sucesos en suma extraños y dignos de vivirse en estos tiempos tan difíciles en la sociedad; uno de ellos, el incendio interno del Metro.
En fin, que es momento ya de empezar con esta pequeña tragicomedia amorosa que espera ser más criticada que valorada.

(Enfrente de Bellas Artes un LALO, un CUERVO y uno que de la Luna es TACHAS; al mismo tiempo, en la plancha del edificio, dos lobos un tanto alejados y un ARLEQUÍN en medio de ellos.)

Arlequín: ¡Prestad atención caballeros
              al duelo que ante la Luna
              se llevará hoy a cabo frente a todos!

(Empieza el especial)

Lobo cuentista: ¿Quién gozoso
                       es aquel que se postra
                       ante de la Luna, su cara,
                       y aguarda aquí vergonzoso?;
                       ¿eres lobo, acaso?,
                       porque es tu cuerpo
                       algo que en tanto tiempo
                       yo nunca antes vi tan deforme,
                       sin querer decir nada sublime;
                       ¡Revela lo que guardas cara de sapo!

Lobo Apócrifo: Insultos mandas a mi persona,
                     mas has de saber
                     que igual soy a ti, sólo que sin soberbia bana.
                     Por Apócrifo me debes de conocer,
                     pues creador de sonrisas
                     es al que querías ver.
                     ¿Que cómo tú te llamas?,
                     dices ser el verdadero lobo
                     y ni un centavo a las damas das.
                     Por eso ellas ya te creen bobo
                     ante mis poesías,
                     que verdaderas son porque yo las bebo. 

(Enojado contesta el Cuentista)

Lobo Cuentista: Aquellas palabras que porfías,
                      banales son ante mí, Apócrifo;
                      pues te conozco, espejo de las fieras.
                      Creíste que a mí, insigne elfo
                      que nunca maneja la traición,
                      ¿podrías enmudarme, maldito grifo?
                      Pensaste mal, y por mi corazón,
                      te reto, para que se sepa la verdad,
                      a un duelo sin traición.
                      El tema, fácil es si manejas sinceridad;
                      es amor junto con su pasión,
                      y de lo que sentimos, sin entrar en falsedad.

Lobo Apócrifo: Que así sea lobo,
                         pues de amores yo sé más,
                         ya que yo conquisté musas de allá,
                         por eso soy caballero, mas no bobo.

(Fin de la primera jornada)

JORNADA SEGUNDA

(Los lobos se acercan hasta ponerse muy de frente. Los amigos siguen viendo lo que sucede desde el fondo del escenario)

Lobo Cuentista: Amor es ella
                          que en una sola letra
                          en amores inflama palabra;
                          ella es de mi latido razón más sencilla.

Lobo Apócrifo: Amor es lo que padecí
                        por los tres astros
                        que son sueños exquisitos,
                        pero que jamás pensarían en mí.

Lobo Cuentista: Es el amor
                          lo que llevó a mi pluma
                          componer la flama
                          de lo que hoy ella lee con fervor.

Lobo Apócrifo: ¿Eso?; verdadero amor
                         es verles y callarme,
                         ante fuerte empalme
                         de personalidades que son dolor.

Lobo Cuentista: Si a eso llamas amor,
                          te digo que yo por ella lobo soy;
                          pues como Orfeo todo lo doy,
                          sin olvidar mi error.

Lobo Apócrifo: ¿A eso consideras amor?
                         yo por sus corazones, como Calisto,
                         callé al verles en otro proceso;
                         y así prefiero en otra constelación verlos sin temor.

Lobo Cuentista: Amor y sinceridad es el amor,
                          te lo dice el cuentista del bosque
                          que por sus latidos flores busqué
                          para que sus mejillas se movieran por clamor.

Lobo Apócrifo: ¡Esto es el colmo traidor!,
                        ¡es que no entiendes a quiénes,
                        por clamar a tonos diferentes
                        son aventados al hielo del ardor!
                        Matarte es mi deber sin temor,
                        así, ni el paso del tiempo detendrá
                        que yo me postre para siempre allá
                        en donde, las cadenas no oprimen,
                        y por mí, el verdadero lobo aclamen;
                        ¡prepararte a morir debes, pues no regresarás!

(El Lobo Apócrifo toma del cuello al Lobo Cuentista. El Lobo Cuentista comienza a sangrar debido a la presión que ejerce el Apócrifo sobre su cuello. FIN DE LA JORNADA SEGUNDA)


JORNADA TERCERA

(El lobo Apócrifo hace desangrar poco a poco al Lobo Cuentista; éste último está a punto de morir, cuando en ese momento, de entre nubes iluminadas por auroras celestes, Venus baja. Todos entonces voltean a ver a la Diosa.)

Venus: ¡Aguardad, sangres de tinta!,
            pues es colmo y vergüenza        
            que a la muerte anteceda la venganza,
            ya que ambos hermanos son conocidos por las ninfas.
            Es hora que más se aclaren las cosas,
            pues ambos con extrema vileza
            decidieron pelear, sin su amor ver en andanza;
            por ello la correcta persona se revelará ante sus caras.
            Yo, por Marte amada y aclamada, por no decir más,
            he decidido traer a quien por una letra
            se le conoce y se le ama con afán.
            Así, quien verdadero lobo sea, amará
            a la que entre corales nazca como primera,
            pues similar a mí, en pintura figurará.

(Cubierta por su cabello en gema inmaculada, tomando su pecho con su mano y apareciendo encima de un coral, aparece A, quien es al tiempo tapada por Venus.)

A: ¡Detener la pelea ambos!,
     yo conozco al que en amores arde por mí,
     pues él es quien un día me exclamó: “vivo por ti”,
     provocando únicos pensamientos y tantos suspiros.
     Por tanto, tocaré al corrupto quien sin sollozos
     ostenta coronarse como querubín
     que finge haber logrado mis mejillas mover con fin,
     sin siquiera haberse postrado ante mí con nervios.
     Así, al sentir mi mano,
     él se evaporará junto con sus sentimientos,
     y no volverá aquel mentiroso sin antes ser humano.
     Mi hechizo cruel llevará tantos lamentos
     y, de no encontrar el amor en los vientos,
     creará su existencia con lágrimas putrefactas un pantano.

(Así, A se acerca rápidamente para tocar al impostor, quien resulta ser el Lobo Apócrifo; éste, al ver que A se acerca a él, impide contacto alguno de la mano de ella con él. Entonces, el Lobo Cuentista entierra sus garras en el pecho del Apócrifo al ver que el impostor trataba de atacar a A.
Venus, al ver esto, envuelve en llamas al Apócrifo, así, A finalmente logra tocar el hombro de éste ser y poco a poco, en medio de las llamas, su cuerpo se evapora lentamente mientras se ve un color rojizo salir de entre el fuego y que impregna un olor de sangre al aire, pues esta es la que se ha evaporado.
Al evaporarse por completo el Apócrifo, Venus desaparece. El Lobo Cuentista intenta acercarse a A, pero ella poco a poco se va desvaneciendo mientras sostiene la mirada al Lobo Cuentista.
Cuando al fin desaparece A, todo el escenario se ilumina esplendorosamente, en el momento en que la luz se acaba y se vuelve a mostrar el lugar, no hay rastro de A; entonces, el Lobo Cuentista, tomando su cuello que sigue sangrando, se inclina a tomar las lágrimas que A soltó al momento de verle, y que Venus, al observar tal profundo sentimiento, convirtió en zafiros resplandecientes.
El Lobo voltea a ver un punto en el cielo que el mismo zafiro, combinado con la luz de la Luna, indicaron para mostrar el lugar en donde se encuentra el Parnaso, mismo en donde se encuentra A esperando a ser amada hasta allá.)
     



                                                                               
 Palacio de Bellas Artes/Ciudad de México
 


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