sábado, 10 de noviembre de 2012

Rosa de la verdad

Quince rosas, ¿y sus espinas?
(o sátira de mis sentimientos)

Quince rosas, ¿y sus espinas? pretende recordar, por medio de poesías, a aquellas personas que formaron parte de mi vida y la marcaron de una u otra manera, sea esta agradable o desagradable. Quince personas son las que estarán reflejadas a lo largo de esta obra, siendo sólo tres las que han engalanado y enamorado a mi corazón; todos estos seres, junto con sus rosas y espinas, son presentados en orden cronológico en como aparecieron en mi vida. Todo esto, para celebrar mis 20 años que pronto cumpliré.
Disfruten del olor de sus rosas y de la sangre que provocan sus espinas:

Rosa pura eres, humano,
quien de detalles infinitos
enredó a mi todavía corazón indeciso,
pues éramos adolescentes sin dejar de ser niños.

La fuerza de tus acciones
combinadas con tus palabras
fueron olas tan conmovedoras
que ni a abrirlas se atrevería Moisés.

De risas y emociones tú y yo vivíamos,
que si uno faltaba al ejercicio de los puños,
el otro solo se sentía sin su amigo;
en fin que bien correspondidos éramos.

Mas grandeza y tanta dulzura
en este mundo poco perdura,
por eso del primer llanto eres rosa de la verdad...

De la verdad confesada en tu recámara,
tú, frustración sentiste
y aún más jugaste con mi cara.

De ese día cruel
fue la burla de no poderte tocar,
y tú incitándome a probar,
pero tus razones eran espinas fuertes.

Llorando me tenías a tu lado,
¿qué era yo entonces?
para que me dejaras en tristeza verme;
pues si me querías, debías del dolor protegerme.

Luego la indiferencia y en mí el ardor
causaron de que aquellas veces
en que nuestras manos juntábamos,
ya no fuera más que el orgullo separarnos.

Está bien, burlaste tú mi confesión,
e hiciste con ella antojo y no amor;
ahora yo te veo amargado de la vida
y con los mismos kilos de más que traías,
que enamorarme de ti resulta ya pesado para mi poesía.

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