jueves, 8 de septiembre de 2011

El fuego abraza mi soledad
derrite poco a poco aquél suicidio.
Da calor, a quien el calor no ha tocado
y me alimenta con sus llamas profusas de cuidado.

Fuego que con su fuerza recorre mis venas,
en sus alas la esperanza trae
y nunca se detiene,
porque sabe que al fin, le he pedido ayuda sin renunciar.

Fuego en mis ganas de luchar,
rendirme es una decepción sin perdonar,
la cual, no la podría olvidar jamás;
pues aún en la puerta de la muerte, no me perdonaría más.

Fuego incendia la guarida de mi odio
destroza sin piedad esos sentimientos
los avienta al vacío, donde el propio silencio los callara
y así, ya no entraran en mis actos jamás.

Fuego deja fluir su poder
consume mi llanto interno,
ese que no deja decir lo que siento;
porque me enjaula como león sin su característico rugido.

Fuego como ángel que se queda en mi cuerpo
en mi alma él encontrará otro mundo;
pues sé que yo mismo
le he pedido que tome control absoluto de todos estos sentidos.



"El fuego es la corona que porto desde que proclame mi soledad eterna"





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