Licencia a la literatura

El tiempo nos encierra en cada metáfora, él nos hace hacer lo que sentimos en el momento preciso, come nuestra voluntad y la transforma en energía de palabras, aquellas que se estructuran de diferentes formas y crea algo único en sus divisiones.

El silencio que a veces expresamos en momentos es el producto de nuestra mente en inspiración, pues es entonces cuando ella se encuentra procesando algo nuevo y exquisito. Es ahí cuando nuestra mano estará a punto de fusionarse con el arte para formar la majestuosa corona del saber; será el momento, por tanto, para que nuestros cuerpos manifiesten el ritmo de la inteligencia y la creatividad, formando así el portal de las dimensiones de nuestra cultura.

En ella se ve la forma de ver y de plasmar las cosas por el uso perfecto del abecedario, nosotros tenemos la capacidad de transformar lo irreal en real, en letras visibles que atrapan al lector en un castillo mágico del que nunca podrá salir. Por tanto, nuestro verdadero amor se encuentra en los libros, cuando tenemos uno en las manos lo olemos, lo sentimos, lo cargamos con pasión, lo leemos con emoción y lo reflexionamos con el corazón. 

La escritura es nuestra máxima obsesión, nuestra amente y cómplice en todo momento, ella nos abraza y nos transmite seguridad, ella nos ayuda a enamorar, a salvar, a dar esperanza, a destruir, a criticar; pero lo más importante, nos ayuda a crecer como escritores.

Nosotros podemos viajar por todo el mundo, por todos sus idiomas, podemos inventar y reinventar lo que vivimos por medio de las palabras. Las imágenes las tenemos en mente y las convertimos en letras que nos hacen desahogar todos nuestros sentimientos, todo esto, por medio de una pluma.

El escribir es nuestra relajación y mejor forma en la que podemos desplazarnos a cualquier mundo loco y extraño, lo que significa que, todo esto mis amigos escritores, es la verdadera y única licencia a la literatura.

"Escribir es el poder de la mente para formar verdaderos filósofos"