Tu cara, tu suave y
dulce rostro, tu sonrisa destellante, tu cabello rubio y sedoso, tu anatomía
incomparable, tus ojos pintados con el color de la dulzura, ¡Tu físico! ¡Y más
que tu físico, que al recordar me hace sentir bien!, ¡Es tu forma de ser!
Mi amor, y sin embargo
nada mío; te sueño en cada suspirar de mi cansancio, te pienso en cada espacio
de mi rompecabezas, te extraño en cada momento alegre de mi tristeza. ¡Mi niño tan niño! Te
pido tantas cosas, y a la vez sólo una te ruego, ¡Se algo más que un amigo!, se la montaña de nieve fresca, de agua nunca interminable, se el
corazón de chocolate que ansío morder como nunca, el amanecer de tu persona en
mi vida… y ¿Sabes que?, a la vez no seas nada, sólo se tú mismo; porque quiero ser uno
en ti, y tú uno en mí, jamás perderme en esto, y siempre encontrarme entre tu
bosque verdoso y amoroso, quiero poner mi mano en tu corazón, y a través de él amar a
Dios, a mi madre, a mi mismo, ¡A tu persona! Tocar el infinito del
infinito junto a ti y besarnos ante el valle de las estrellas color arcoíris. Abrazarte en cada
género musical y fundir nuestros mundos. ¡Por favor mi país de “nunca jamás”, entra en mi vida!, en ti quiero aprender un arte; un arte de tantos artes, uno
que comprendo más que la literatura,
que la música, danza, pintura; ¡Quiero aprender nuestro arte de
amar!
Créeme, lo tengo más
que decidido que decidir lo que no decido; conocernos cada día más, e
intensamente, entrar a nuestro núcleo y excavar su profundidad sin fin. No tengas miedo a que
fracase este amor, ¡No por algo quiero aprender este arte, como aprender a
caminar!, deseo que nos tengamos respeto, conocimiento, cuidado y preocupación por medio de la paciencia, la disciplina, la concentración y la fe, hagamos y
creemos algo tan magnifico como los números; es decir, mi vida, algo
interminable en nuestro amor.
“Oigo las campanas decir: ustedes dos son uno
mismo”
No hay comentarios:
Publicar un comentario