viernes, 25 de mayo de 2012

Sor Juana Inés de la Cruz


Sé que ahora es mi turno para decir esto:
orgullosamente mexicanos somos,
replicamos tantas cosas de nosotros.

Juraría haber escuchado tu voz
unos instantes en tus versos;
ahora yo te dedico
no este poema, sino mi corazón
al ángel que sigues siendo.

Integré mi mente en tu mano;
niebla vi en momentos, pero, 
él sufría mientras te iba leyendo,
son tus sonetos los que lo acabaron.

De haber entrado,
en tus letras me hubiese quedado.

La luz la tienes en tu cuerpo,
amaneceres nuevos en tu rostro.

Crecieron mis ganas de seguir viviendo, por eso,
respeto yo te tengo, y, 
una sola cosa me queda por decir:
zafio será aquel que no te haya leído. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario