lunes, 19 de diciembre de 2011


El fuego quema la fuente de la esperanza,
el agua recorre las llamas de la fuerza.

La tierra entierra el viento sedoso de la verdad
y el viento cuartea el piso de mi realidad.

Caminar entre edificios sin gente,
es como vivir sin sentir.
La guitarra de la muerte
desprende olas de notas,
que me rodean en la desnudez.

Sé que ellas se han dado cuenta ya,
que los problemas que les expresé esa noche,
siguen siendo los causantes de mi derrumbe.

No es algo extraño
que mi sentir se vea tan flojo
y que se hunda con facilidad.
Pues el eterno cíclo silencioso del desamor,
ha estado en mis días como un cuadro de desolación.

Esta es la nueva cara de las palabras clavadas.
Traumas que mi detallismo permiten detallar;
aunque ni con eso,
puedo lograr ponerle fin a este periodo doloroso.

Mas de una cosa sí puedo estar seguro:
Que aun en medio de este asalto del pasado,
debo estar orgulloso
de que ya puedo terminar un poema
sin mencionarte como aquel rey de la pasión.

1 comentario:

  1. Hola Calement. Buen desúes de todo el camino nunca es perfecto. Siempre hay pozos donde tropezamos, piedras que debemos esquivar, muros que tenemos que saltar. A veces podemos, otras no. Otras nos caemos, estmos asi un largo trayecto para despues levantarse y seguir.
    Porque los verdaderos heroes no son los que triunfan. Son los que luego de caer una y mil veces vuelven a levantarse y dar batalla

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