sábado, 17 de diciembre de 2011

Olor quinto. De nuestro ser.


Incluso tener mi reconocimiento
de ser alguien más elevado,
debido a que alcancé
con tan solo el acto de contemplar,
ser algo más de lo que soy,
es algo de lo que en la vigilia, los sueños pude superar.

Ya la mayoría del tiempo
estoy en la bendita soledad,
porque al fin de cuentas
entendí que no es ella algo ajeno a mi cuerpo;
sino que viene para rescatarme después de aquella felicidad.

Estoy viviendo mi mejor momento de la vida,
he podido alejarme fácilmente de lo público,
y no dejar de lado a los que en verdad amo.
Al fin encontré el equilibrio más duradero en mi persona,
lo capturé, lo pude lograr alcanzar con mi esfuerzo.

Ahora mi literatura es mi amor más puro,
es ese Dios a quien sí puedo alcanzar,
con quien si puedo charlar.
Y que como un mortal que soy
me permite hacer historias a su lado,
así como formar dimensiones que los demás todavía no conocen.

Ahora soy admirado por mí,
soy envidiado por mí,
soy aplaudido por mí ser,
soy adorado por mí ente;
incluso ya estoy enamorado de mí existir.

Ya no hay nada en el pasado que me haga llorar,
ya no hay persona alguna
a la que le entregue mis detalles,
y los haga de lado como cosas fáciles de ignorar.

Mi ataraxia la estoy logrando,
pues por ese ideal me sigo superando, y sigo anotando
en una hoja en blanco,
que yo soy el que escojo y forjo mi destino.

Estoy listo para los infinitos retos.
Que vengan los peores dolores,
no me demoraré en superarlos.
Que vengan las mejores alegrías,
ya no volaré tan alto con ellas.

Cada día me alegro de cumplir mi promesa de consentirme,
pues puedo acomodar mis disgustos;
puedo formar exclusivos acuerdos conmigo mismo.

Logré entender que gracias a la compañía del ser
los humanos podemos alcanzar un gobierno con uno mismo.
Que el conocernos perfectamente
nos da un status mucho mayor,
del que el exterior nos puede otorgar.
Y que reflexionando, somos grandes guerreros
que lo pueden superar todo sin esperar a lo demás.



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